Es un híbrido entre pintura y performance.
Invita a la contemplación de la obra desde un corrimiento del punto de percepción habitual, haciendo presente él elemento tierra en su espacio natural y envuelto en una atmósfera onírica impulsada por el sonido del didjeridoo. Tierra, pintura y didjeridoo son sus elementos. Transcurre en el ocaso, momento que nos invita a la introspección de la noche.
El espectador puede recorrer el espacio entre las obras encontrando otras detrás de cada lienzo, en un zigzag entre realidad y sueño, día y noche, vida y muerte. El antiguo camino del portezuelo se presenta ascendente entre tierra y piedras hacia el otro lado, hacia el cielo.
«construyendo mi mándala» es una obra que fluctúa entre energías excéntricas y concéntricas que atraviesan nuestro devenir diario.
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Federico Dedionigi 